-¿Qué demonios son esos gritos? – dijo
Nikolai alerta.
-Sí… ¿y qué estáis…? – comenzó a decir
Alice hasta que vió aquella imagen del beso.
-Oh, ¡no os lo vais a creer! – grité
corriendo hacia ellos.
-Sí, Laura está muy contenta con una
noticia que le acabo de dar – dijo Bruce levantándose del sofá.
-Quieren que yo protagonice la adaptación
al cine de mi novela, ¿a qué es estupendo? Y lo mejor de todo es que no se
sabrá que yo estoy implicada hasta que finalice el rodaje. Estaré segura sin
que nadie sepa que estoy en el país.
-¿En serio? ¡Ah! ¡Voy a ser la amiga de una
estrella de Hollywood! – gritó Alice.
-Pero…ya nos hemos instalado aquí, tenemos
todo controlado – dijo Nikolai.
-No os preocupéis, iréis a Los Ángeles,
tengo varias casas seguras para vosotros, en un par de días os diré. Ahora
tengo que irme, muchas gracias por recibirme y, Laura, me ha encantado volver a
verte – dijo Bruce dándome un beso en la mejilla.
-Lo mismo digo, eres fantástico, gracias
por preocuparte tanto por mí – dije, además, dándole un abrazo.
Cuando Bruce se fue, nos sentamos todos a
comer de lo que Alice y Nikolai habían estado preparando mientras Bruce y yo
hablábamos.
-¿Estarás súper contenta, no tía? – dijo
Alice antes de meterse una cucharada de pasta carbonara en la boca.
-Sí, la verdad que es una gran noticia.
-Yo no lo veo tan gran noticia, podría ser
muy peligroso – advirtió Nikolai.
-Venga, Nik, no seas así. Seguro que allí
podemos encontrar otro lugar tan seguro como este, sólo hace falta que
traslademos toda la sección de electrónica y carpintería a Los Ángeles – dije
de broma riéndome.
-Muy graciosa…en fin, estáis de acuerdo,
asíque sois dos contra uno. Nos iremos a Los Ángeles – dijo finalmente Nikolai.
Tras la confesión de Bruce de todo lo que
había pasado en estos meses en los que había estado ausente, no sabía cómo
sentirme. Por un lado extrañaba a Mike, le echaba de menos, pero también le
odiaba por engañarme. Además, me daba pena que hubiera creído que su hija y yo
estábamos muertas así como así, debió haber sido difícil para él. También
estaba asustada por si Paul me encontraba y llevaba a cabo las promesas de
hacer daño a mis seres queridos como me dijo antes de marcharme. Y, por último,
seguía pensando en Evan, me habían pasado varias cosas desde que me dejó, pero
aún así no conseguía sacármelo de la cabeza, parecía que estaba condenada a
quererle de por vida. Aquello hacía que me deprimiese porque yo quería salir de
aquel agujero en que el hijo de los Turner me había metido.
-Laura, sé que no estás bien del todo –
dijo Alice entrando mi habitación por la noche.
-¿A qué te refieres?
-Te has puesto contenta por lo de hacer de
actriz y por ver a Bruce, pero algo hace que no sea una felicidad plena.
-Ya, ¿se nota, verdad? Es que han pasado
muchas cosas en muy poco tiempo. Sobre todo en estas últimas semanas. Evan
sigue presente en mi corazón, eso es lo peor de todo, querría olvidar pero me
es imposible – dije apenada casi llorando.
-Es normal que estés así, pero en cuanto
empieces a ocupar tu tiempo libre verás como te encuentras mejor – dijo Alice
sentándose a mi lado.
-¿Crees eso? Yo no estoy tan segura…no sé
qué me ha hecho ese chico pero no puedo dejar de quererle.
-Lo único que ha hecho es enamorarte,
engañarte y comportarse como un idiota. Por cierto, tienes que contarme más
cosas de tu vida pasada, sobre todo quién es ese tal Michael.
-¿Cómo lo sabes?
-He escuchado algo mientras Bruce y tú
hablábais, lo siento, jajaja, me pudo la curiosidad.
-Pues yo vivía en Los Ángeles de siempre
con mi familia, pero en el último curso de instituto conocí a Michael Stanford,
un importante y multimillonario empresario. Él era mayor que yo asíque
mantuvimos la relación en secreto. Nos separamos un par de veces porque creía
que me engañaba con otra mujer, pero no era así. Nunca pensé que llegaría a
querer tanto a alguien como a él, pensaba que sería para siempre. Pero ya ves,
luego pasó todo lo de Paul y se acabó – terminé diciendo.
-¿Piensas que fue el amor de tu vida?
-Probablemente sí, así lo creía.
-¿Lo creías?
-Es que estoy muy confusa con lo de Evan.
-Por dios, Laura, Evan te ha tratado fatal, es imposible que fuera el amor de tu vida. Michael sí que lo era, según he
oído lo pasó fatal cuando supo que habías muerto. Seguramente si Evan recibiera
esa noticia le daría igual, créeme, es un estúpido – dijo Alice despectivamente.
-Lo sé, de verdad que entiendo todo eso y
también creo que es un cerdo, pero no sé por qué aún le quiero. Tengo un
conflicto en mi interior muy grande – dije mientras me sonaba el móvil – dios
mío – dije.
-¿Qué ocurre?
-Es un mensaje de Evan.
-No le respondas, por favor – dijo Alice en
tono de advertencia - ¿qué te dice?
-Pues que dice que se ha portado muy mal,
que ya no está con esa chica y que quiere hablar conmigo.
-Qué imbécil, ni se te ocurra hablar. Ya
está volviendo a ti cuando no tiene otra cosa, no hagas de segundo plato.
-No me apetece ser segundo plato, de
verdad, pero buf, deseo hablar con él sabes…
Alice me echó una mirada asesina después de
oír aquello, no quería bajo ninguna circunstancia que Evan y yo volviéramos,
más que nada porque me había tratado fatal y siempre me usaba como un pañuelo
de usar y tirar. Y yo aquello lo comprendía, peor no podía evitar sentirme como
una sumisa ante él.
Decidí que por ahora lo correcto sería no
contestarle, hacer como que no existía aunque me muriese de ganas por decirle
un simple “hola”.
Un par de días después, Bruce nos envió una
carta con la dirección de la nueva casa En Los Ángeles, así pues, cogimos
nuestras cosas y nos montamos en el avión.
En Pico Boulevard nos esperaba un buen
apartamento, y lo más importante para Nikolai, era un último piso, por lo que
era más difícil acceder desde abajo. Tenía unas bonitas vistas a la playa y
estaba justo debajo para poder bañarnos cuando quisiéramos.
Nikolai se puso de inmediato a armar todo
el sistema de vigilancia mientras que Alice y yo nos dedicamos a limpiar y a
ordenar todo lo que traíamos. A la tarde, decidimos ir a la playa una vez
hubimos acabado con las tareas. Nos compramos un bikini y una toalla cada una
en una de las tiendas del paseo marítimo, y plantamos el pandero en la arena
californiana.
Aquel había sido siempre el sueño de Alice,
y se la veía resplandeciente por haberlo cumplido, tomar el sol y bañarse en
aquellas playas era un sueño cumplido.
Nikolai también apareció en la playa con un
bañador, nunca le había visto así, ya que siempre andaba en ropa de deporte o
de trabajo. Eso sí, solía estar con el entrecejo fruncido por las
preocupaciones.
-Estás blanquísimo, jajaja, deberías
echarte crema solar porque te vas a quemar la piel seguro – dije sonriendo.
-Ya me he echado crema, pero me quemaré
igualmente. Ya sabes que no suelo tener tiempo libre para hacer estas cosas.
-Pues chico, disfruta ahora que estás aquí,
es una oportunidad única – comentó Alice – voy a traer unas bebidas de aquel
bar, ahora vuelvo.
-¿Estás contenta con este cambio? – me
preguntó Nikolai.
-Con este cambio sí, aunque hay cosas en mi
vida aún que me entristecen.
-He de suponer que es Evan.
-Así es. Hace un par de días me pidió
hablar, no he contestado y ha seguido enviándome mensajes de disculpa.
-Ya sabes mi opinión sobre ese tema, y creo
que Alice también está de acuerdo conmigo.
-Lo sé. Oye, muchas gracias por haber
venido conmigo y querer protegerme de todo – le dije cariñosamente.
-No es molestia, quiero hacerlo, eres
importante para mí.
-Muchas gracias, tú también lo estás siendo
para mí apoyándome en todo, quiero que estés cerca cuando todo lo del tema de
Paul explote, ahí necesitaré mucha ayuda. Tengo miedo a ese hombre y de lo que
pueda hacer, la verdad – dije un poco temerosa.
-No permitiré que ese tipo te haga nada,
¿me oyes? Antes pelearé lo que haga falta – aseguró Nikolai y eso hizo que le
diera un gran abrazo.
Nikolai me hacía sentir segura, se
preocupaba por mí y le quería a mi lado. Aunque quizás él daba mucho más por mí
que yo por él, y eso me hacía sentir un poco mal.
Al día siguiente, recibí una llamada para
ir a los estudios de grabación a conocer al reparto de la película, director,
guionistas y productores, además de obtener el guión para memorizarlo.
-¿Puedo ir contigo? – preguntó Alice.
-Yo voy a ir igualmente – dijo Nikolai.
-No sé si puedo llevar acompañantes. Pero
bueno, diremos que Nikolai es mi guardaespaldas y Alice es mi esteticista
personal, así no creo que digan nada. Y a Aubree tendrán que dejarla entrar sí
o sí, porque por ahora no tengo canguro – dije poco preocupada.
Nikolai condujo hasta los Universal Studios
al norte de la ciudad. Nada más llegar allí me sentí como en casa porque aunque
fueras famosa, no te iban a mirar y a aclamar por ello, ya que allí todos eran
famosos o conocidos.
El guarda de seguridad de la entrada nos
elevó la barrera y nos dejó pasar adentro porque mi nombre estaba en la lista,
los de Nikolai y Alice no, pero al aclararle al guarda que trabajaban para mí
no preguntó nada más.
Gracias al mapa que nos dio aquel guarda y
las identificaciones, pudimos guiarnos y entrar en el estudio de grabación de
mi película.
Aún no había mucho decorado, pero sí mucho
equipo tecnológico de televisión, sonido y efectos especiales, o eso pensé yo.
Había gente andando de un sitio para otro que no se paraba ni a mirar quién
entraba en aquel lugar. Por fin, alguien dijo mi nombre varias veces, alguien a
quién reconocí de inmediato: Steven Spielberg.
-¡Laura! ¡Por fin estás aquí! – me dijo
Steven.
-¡Buenos días! La verdad, no sabía qué
hacer, gritar que estaba aquí o algo así pensaba hacer, jajaja – dije haciendo
una broma.
-Normalmente es así cada día, todos andamos
un poco ocupados, no te lo tomes a mal si no hacen caso.
-De acuerdo. Ésta es Alice, mi estilista, y
él Nikolai, mi guardaespaldas. Me acompañarán normalmente, por si les ves por
aquí.
-Sí, no pasa nada. Ven, te voy a enseñar
todo esto – dijo Steven cogiéndome del brazo.
Nos enseñó todo el estudio durante unos veinte
minutos, contando alguna anécdota de otras pasadas películas rodadas en aquel
mismo lugar. Además, me enseñó el que iba a ser mi camerino durante todo el
rodaje, en el cual había un gran baño totalmente equipado, muchísimos espejos,
armarios con todo tipo de ropa, pelucas, elementos de peluquería y maquillaje.
Al ver todo esto, también supe que Alice estaría allí el mismo tiempo que yo
preparándome para cada escena.
-Bueno, ya que conoces todo esto, te
presentaré a los demás compañeros de reparto, creo que hemos hecho un gran
casting, todos tienen gran experiencia asíque podrás aprender de ellos – me
dijo Steven guiándome hasta una sala aparte.
Al llegar, todos estaban hablando unos con
otros. No pude evitar darme cuenta de que a algunos ya les conocía por haber
visto alguna película o serie donde aparecía. Además, pude oír un pequeño
gritito que salió de la boca de Alice de lo sorprendida que se hallaba.
-Laura, aquí tienes a todos los personajes
de tu novela – dijo Steven.
-Bueno, mi novela tiene muchos personajes,
no sé a cuáles habrás incluído en el guión – dije un poco intrigada.
-Lo sé, jajaja. Pues verás, tenemos a
Gaelle Goodwin, que eres tú. Después, Tom Wilford es Jai Courtney. Larry Clift es
Matt Damon. Arthur Goodwin es Clive Owen. Bryce
Baker es Hugh Jackman y Morgan Parmel es Amanda Seyfried – dijo Steven uno por
uno.
-Dios mío…en-encantada de conoceros a
todos, es increíble que con el caché que tenéis queráis hacer esta película –
dije asombradísima.
-No te sorprendas tanto porque tu novela es
asombrosa, la he leído varias veces y siempre me deja fascinado – comentó Jai.
-Exacto, más que nada nosotros nos sentimos
halagados al poder participar en la película – dijo Matt.
-Muchas gracias, pero esto es como un sueño
para mí – dije suspirando.
-Bien, ahora que ya os conocéis, os va a
repartir mi ayudante Debbie un guión a cada uno. Quiero que empecéis hoy mismo
a memorizarlos, y si tenéis alguna duda sólo tenéis que llamar a mi teléfono,
Debbie se encargará de daros mi número – dijo Steven – Laura, como tú eres
nueva en esto, puedes venir a mi casa cuando quieras.
-Muchísimas gracias, la verdad que
necesitaré algunas pautas.
-¿Y si yo mismo la ayudo? – preguntó Jai.
-En realidad, yo creo que podemos
ofrecernos todos a eso, para mí también sería un placer – dijo Hugh.
-Sí, incluso yo misma podría ayudarla y
llevarla a algún estilista – comentó Amanda.
-¡Eh! Disculpen, pero yo soy la estilista
de Laura – interrumpió Alice.
-¿En serio eres tú la estilista? No lo
parece… - dijo Amanda en tono despectivo.
-Sí, en eso no hay problema, Amanda, no te
preocupes – intenté suavizar la conversación.
-¿Qué dices, Steve, quién la ayudará? –
volvió a preguntar Jai.
-Todos sois buenos, sin duda, pero sí,
quizás con quien deba aprender sea contigo, Jai, al fin y al cabo sois los
protagonistas, deberéis tener esa chispa especial que tanto gusta al público.
Cuanto más tiempo paséis juntos y más os compenetréis, mucho mejor para la
película – terminó diciendo Steven.
Debbie nos fue dando a cada uno un guión
con un papel donde ponía el número de teléfono de Steven. Aquella chica parecía
muy sumisa, pero tenía una cara bastante amigable.
Amanda, Hugh, Matt y Clive se fueron juntos
en taxi de los Estudios, asíque nos quedamos Nikolai, Alice, Jai y yo tomando
un café de la gran mesa buffet que había en una zona apartada del decorado.
-Te va a encantar ser actriz, meterte en
los personajes que te gustan es bastante guay – dijo Jai.
-Sí, eso creo, aunque no tengo ni idea de
nada.
-No te preocupes, yo te ayudaré, quedaremos
todos los días para ensayar y dejarás a todos asombrados – comentó Jai mientras
cogía un donut.
-¿Nosotros podremos ir con ella a donde
vaya, no? – preguntó Nikolai.
-Ah, Nikolai es mi guardaespaldas, y Alice
mi estilista – dije presentándolos antes de que Jai preguntase quienes eran.
-Bueno, Laura estará a salvo conmigo, no
creo que haya falta que vengáis con ella – comentó Jai.
-Sí, pero aún así me temo que tengo que
insistir – dijo Nikolai dando un paso adelante.
-Está bien, como queráis – dijo Jai
riéndose un poco de la situación – empezaremos mañana lunes. ¿Prefieres en tu
casa o en la mía?
-Me da lo mismo, la verdad que acabamos de
llegar a Los Ángeles.
-Pues entonces venid a mi casa, está en el
6390 de Meadows Ct, Malibú – dijo Jai.
-Está bien, allí llevaré mañana a Laura –
dijo Nikolai.
-Vale, eh…nos veremos mañana entonces –
comentó Jai un poco incómodo.
Tras aquella reunión, volvimos de nuevo a
casa, anduve mirando durante todo el camino el paisaje de la que había sido mi
cuidad desde pequeña, y ahora había vuelto a ella.
Nada más llegar a casa me puse a estudiar
el guión en mi habitación. Alice no hacía más que entrar y preguntarme si
necesitaba algo, pero todo el rato le decía que no, que esto era demasiado
importante como para perder tiempo.
Al día siguiente a primera hora, fuimos los
tres con Aubree a casa de Jai, la cual era una gran mansión, parecida a la que
Michael tenía también en Malibú cuando fui a nuestra primera cita.
Jai únicamente tenía a dos guardas de
seguridad, además del personal de limpieza y acondicionamiento del lugar, no
era tan maniático con la seguridad como Nikolai.
Nada más llegar, nos ofrecieron unas
bebidas y comida, pero como acabábamos de desayunar declinamos la oferta.
Jai nos llevó hasta una sala acondicionada
para sus ensayos. Tenía de todo, gran mobiliario, tecnología, disfraces,
objetos curiosos…supuse que almacenaba cosas conforme conseguía un nuevo papel.
-Éste es mi santuario, es donde ensayo.
Tengo muchos trastos, cada vez que tengo un papel, compro las cosas necesarias
para ambientarme bien y vuelvo aquí a enfrascarme en mi personaje – comentó
Jai.
-Caray, hay centenares de objetos, has
debido hacer muchos papeles – dije asombrada.
-Bueno, sí, unos cuantos, jajaja.
-¿Tenemos que ir a comprar las cosas para
el nuevo papel? – preguntó Nikolai.
-No, ya las compró ayer uno de mis
guardaespaldas. De todas formas, deberíais salir de esta sala, no me gusta que
me miren mientras estoy aquí ensayando – dijo Jai seriamente.
-Bien, nos quedaremos fuera con Aubree –
dijo Alice con la niña en brazos.
A partir de aquí, todos los días fueron
idénticos. Los ensayos eran bastante duros porque había que recordar mucho
diálogo, pero lo bueno era que se trataba de mi novela y yo era quien mejor
sabía cómo debía actuar. Jai era un profesor estupendo, compartió conmigo
varios trucos que sólo sabrían aquellos que ya habían actuado en diversos
eventos.
Nikolai se empezó a poner más arisco e
irritable de lo habitual cada vez que íbamos a casa de Jai, y eso me empezaba a
molestar bastante.
-¿Qué demonios te ocurre? Con ese
comportamiento haces que mi trabajo sea más difícil – le espeté.
-No me gusta ese Jai. ¿Por qué tenemos que
estar aquí fuera mientras ensayáis? Es ridículo porque lo veremos en la
película – se explicó Nikolai.
-No es ridículo. Una cosa es el resultado
final que veréis en la película y otra muy distinta es el camino que nos lleve
a la escena final que vosotros veréis. Hay un proceso, es duro y sacrificado,
además estoy de acuerdo con Jai en que sea privado.
-Aún así. Sabes por qué estamos aquí, ¿no?
Tenemos que pasar desapercibidos hasta tu salida a la luz. Además, hay que
investigar sobre Paul, yo ya ando en ello desde hace días, pero a ti parece que
no te preocupe en absoluto – criticó Nikolai.
-¿Crees que no me preocupa? Estoy aterrada.
Pero lo único que me mantiene distraída y cuerda es hacer esta película. No
vuelvas a decirme que no me preocupa en absoluto que puedan hacer daño a la
gente que quiero, no vuelvas – dije muy enfadada.
Alice se quedó atónita con mi reacción y
Nikolai sólo pudo quedarse con la boca abierta. Era bastante injusto que me
hubiera dicho aquello, cuando él sabía que me había ido del país sólo para que
no hicieran daño a mi familia.
-Quizás sí que te has pasado un poco
diciéndole eso a Laura – dijo Alice.
-Sí, puede que sí. Ella lo ha pasado mal y
se merece ser feliz, o al menos no se merece pasarlo mal – respondió Nikolai.
-De todas formas, nosotros dos podemos
investigar a Paul. Laura estará bien con Jai.
-Ese también es un problema porque no sé si
él es de fiar.
-¿Seguro que sólo es por eso?
-¿Qué quieres decir? – preguntó Nikolai con
el entrecejo fruncido.
-Bueno, quizás ese instinto sobreprotecto
con Laura sea porque la aprecias más de lo que quieras reconocer.
-Sigo sin entender.
-¿Y si más que apreciar…la quisieras? –
dijo lentamente Alice para no alterar la conversación.
-No quiero a Laura. Fin de la conversación
– cortó Nikolai.
Un mes después, 27 de marzo, ya empezamos
la grabación de la película en los estudios. Me encontraba bastante preparada
gracias a Jai, habíamos pasado mucho tiempo juntos y se notaba que habíamos
creado una gran complicidad entre nosotros.
-Bien, todos a vestuario y maquillaje. Los
demás poneros a tope con el decorado – gritó Steven a todos.
La gente empezó a movilizarse de inmediato.
Alice me cogió de la mano y me llevó a la zona de maquillaje, allí ella se puso
manos a la obra. Le habían dado unas pautas para el trabajo de maquillaje, ya
que la novela estaba ambientada en el Estados Unidos del siglo XVII. El
vestuario también tuvo su trabajo, ya que había que llevar unos vestidos de
época con corsé para las mujeres.
Una hora después, todos estábamos listos
para empezar con el rodaje. Aquello me parecía muy emocionante, era mi primer
día entre las cámaras. Nunca habría pensado que fuera a llegar a ser actriz,
pero evidentemente esta oportunidad me había llegado por mi libro, no por mis
capacidades para la interpretación. Por ello, quería dar una buena imagen y
demostrar a todos que podría hacerlo.
-Bien, aunque todos os hayáis leído la
novela y el guión, os haré un breve resumen de lo que vamos a hacer para
ponernos en situación – comenzó diciendo Steven – Gaelle Goodwin es una chica
de 14 años, inocente y risueña que conoce a Tom Wilford, de 16 años, en el
mercado del pueblo. Los dos son jóvenes y se enamoran perdidamente, nunca
habían sentido nada igual. Empezáis a mantener una relación, aunque con vuestra
edad no sabéis bien cómo se hace eso. Larry Clift que es amigo de ambos, entra
en escena y, como le gusta Gaelle le dice que la va a enseñar a besar, así pues
lo hace, pero Tom los ve y se enfada. Gaelle se preocupa porque Tom se vuelve
distante, hasta que un día, él decide decirle que es mejor que no besen a nadie
más, sólo entre ellos dos.
-¡Se pone interesante! – dijo Amanda.
-Sí, sí. Veamos, ahora, Morgan aconsejará a
Gaelle sobre tener pareja. Mientras, Arthur Goodwin, el padre de Gaelle, le
dice a su hija que se tendrá que casar con Bryce Baker, un hombre de unos 40
años, por un acuerdo entre los dos hombres. Gaelle se enfada muchísimo porque
ella quiere a Tom y no se quiere casar con un hombre mayor que no conoce. Pero
Arthur le dice que debe hacerlo, que así se hacen las cosas, los matrimonios se
planean porque eso conlleva pagos a la familia de la novia. Esa misma noche,
Gaelle sale corriendo al lugar donde Tom y ella suelen verse a escondidas para
estar juntos. Gaelle le cuenta a Tom lo que ha ocurrido y él se pone furioso,
pues la quiere para él, pero promete no dejarla nunca sola y quererla para
siempre. A continuación, viene la escena de amor…
-¿Escena de amor? – preguntó Nikolai.
-Shh, cállate, por favor – le espeté a
Nikolai.
-Pensaba que eso no lo haríais – me dijo
Nikolai en voz baja.
-¿Cómo no vamos a hacerlo? Esa escena es
muy importante y la gente quiere ver que somos fieles a la novela.
-¿Entonces te tienes que acostar con Jai?
-Sí, no en el sentido estricto, pero sí, ya
lo hemos ensayado – dije ya prestando atención a lo que decía Steven.
-…los dos empiezan a besarse y quieren
experimentar, asíque se desnudan, se tocan y al final terminan haciendo el
amor. Después, Tom le regala a Gaelle una vela que cuando la enciende la llama
se vuelve azul, y le dice que cuando la encienda, la ponga en su ventana para
saber que ella necesita de su protección. Semanas después, Gaelle se casa por
obligación con Bryce y, en la noche de bodas, se tiene que acostar con él. Al
principio, ella se resiste, pero termina cediendo porque él se pone muy
violento. Bryce se da cuenta que Gaelle no es virgen, pero no dice
absolutamente nada. Gaelle comienza su vida de casada viéndose a escondidas con
Tom aunque con menos asiduidad. Una noche, Bryce llega muy borracho a casa e
intenta violar a Gaelle, como otras veces ha hecho, pero ella consigue escapar
y se va al lugar donde siempre se ve con Tom. Larry ve a Gaelle llorando y
avisa a Tom para que vaya con ella. Allí, Gaelle le cuenta lo courrido y él la
tranquiliza, pero también le cuenta que está embarazada y no sabe de quién es
el bebé. Tom al principio se pone reacio pero le termina diciendo que querrá a
ese bebé sea quien sea su padre. Meses después, Gaelle se pone de parto y
enciende la vela que Tom le regaló poniéndola en su ventana. Al principio está
sola, pero Tom ve la vela e inmediatamente va en su ayuda. Gaelle tiene una
niña a la que llama Kristin y, cuando la pequeña abre los ojos, los dos ven que
los tiene azules, como Tom, y no marrones como Bryce. Gaelle cuida de Kristin
mientras sigue casada con Bryce, quien no sabe que esa hija no es suya. Pero
una noche que Gaelle queda con Tom para que pueda estar con su hija, Bryce los
persigue y se da cuenta que su mujer le engaña, por lo que promete venganza.
Ahora él le hace la vida imposible a Tom, consigue que le despidan de su
trabajo como herrero y que no le quieran en el pueblo. Gaelle no puede soportar
que Tom sufra y grita a los cuatro vientos que le ama y que Kristin es hija
suya. La justicia comienza a perseguirles, pero antes, los dos dejan a Kristin
con Morgan a salvo. Los dos huyen lo máximo posible, pero terminan
alcanzándoles. Les condenan a muerte en la soga y mueren con las manos
entrelazadas. La película terminará
cuando Kristin, años después, lleve flores a la tumba de sus padres, donde
también aparecerán dos niños que son sus hijos y Larry Clift, su marido, de
quien está enamorada a pesar de la diferencia de edad – concluyó Steven.
-Caray, casi lloro otra vez como cuando
terminé de leer la novela – comentó Matt.
-Pues, no lo hagas, que ya te han
maquilllado – dijo Hugh.
-Bueno, todos a sus puestos, primera
escena, ¡acción! – gritó Steven.
Aquello comenzó a ser muy divertido y nos
reíamos bastante, pero Nikolai no pensaba lo mismo asíque cogió a Aubree y se
la llevó fuera del lugar de rodaje. Alice, sin embargo, estaba encantada viendo
a los actores en su salsa y no dejaba de tener esa expresión de sorpresa en su
rostro.